El domingo fue un día verdaderamente especial, y por eso, y para disfrutarlo desde el principio hasta el fin, nos despertamos desde bien temprano. Lo primero que hicimos al ponernos en pie fue desayunar un buen desayuno, porque después nos íbamos todos a una iglesia para ver a Blanca en su Comunión. Llegamos a tiempo para poder coger un buen sitio.
Como Miguel no se estaba portando muy bien papá se fue con él. Cuando se fueron los eché de menos, y quería haberme ido con ellos, pero mamá dijo que no, que tenía que aprender de Blanca para cuando me tocase a mí.
Al salir nos sorprendió la lluvia. ¡Vaya rollo! Pero lo solucionamos yendo a una cafetería donde me tomé un batido de chocolate. Desde allí fuimos a la celebración. Puede que no creáis lo que voy a decir pero, aunque parezca mentira y exagerado, es cierto. Había un castillo de aire donde cabíamos todos los niños, saltando y tirándonos, sin control. ¡Qué divertido! Sólo paré para tomarme la tarta, de la que repetí trozo. Mi hermanito Miguel se echó una siestecita y luego estuvo bailando y tocando las palmas cuando se improvisó un grupo cantando canciones.
1 comentario:
La verdad es que tanto tú como Miguel os lo pasásteis bomba en la comunión de Blanca.
A ver si tu papi pone fotos vuestras en el castillo hinchable y de Miguel cantando, tocando las palmas y bailando. Si puede ser un vídeo mejor, aunque no sé si grabaron algo.
Un beso para los dos.
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