El domingo fue un día muy especial, pero especial de verdad. Primero nos despertamos tempranito porque a primera hora teníamos el bautizo de un bebé que se llama Adrián. Fuimos mamá y yo porque mi hermanito estaba dormidito porque está malito y se quedó en casa con papá. Miguel tiene mucha tos y fiebre y está un poco triste. Me da mucha penita porque él siempre está muy contento y alegre, pero seguro que pronto se recuperará porque mis padres -que lo llevaron a urgencias para que lo viera un pediatra, que le ha mandado antibióticos para que se recupere- cuidan mucho de él.
Al mediodía fuimos a celebrar el cumpleaños de mi abuelita Pepi. Nos lo pasamos muy, muy bien. Me senté entre mi prima Natalia y mi padrino, que me ayudó a tomarme la comida. Me lo comí todo, pero me guardé un poco de hueco para la tarta final. Ummm.
Después nos fuimos a casa, yo veía los dibujos, y a ratos el fútbol donde estaba papá. ¡Qué alegría que todo terminó bien! Cuando papá llegó a casa los cuatro nos cogimos de las manos y saltamos dando vueltas y vueltas. ¡Qué divertido! Papá estaba muy contento y dijo que mañana yo me pondría la camiseta del Málaga para ir al cole. ¡Bien!
Después nos fuimos a casa, yo veía los dibujos, y a ratos el fútbol donde estaba papá. ¡Qué alegría que todo terminó bien! Cuando papá llegó a casa los cuatro nos cogimos de las manos y saltamos dando vueltas y vueltas. ¡Qué divertido! Papá estaba muy contento y dijo que mañana yo me pondría la camiseta del Málaga para ir al cole. ¡Bien!
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