El sábado estuvimos de compras, pero esta vez en lugar de ropa de baño nos compramos para Miguel y para mí, zapatos. Desde allí, después de comprar en la carnicería y en la pescadería, fuimos a un restaurante a comer pescadito frito. Yo comí con ganas muchos boquerones fritos y calamares, y Miguel también comió boquerones fritos. De postre otro heladito, en esta ocasión de nata, que lo había probado el día anterior de mamá y me gustó.
El domingo por la mañana me desperté la primera, y justo después Miguel, entonces le dije a Miguel que cuando papá se despertara le podríamos pedir que comprara churritos. Miguel se puso loco de contento, gritando ¡Bien, bien, churrito! Una y otra vez. Papá nos oyó y no se lo pensó dos veces y, así fue que todos desayunamos churros. ¡Qué ricos!
Después fuimos a la playa, con los abuelos Pepa y Felipe. ¡Nuestro primer día en la playa de esta temporada! También comimos todos juntos en el restaurante que hay justo en la playa, y os podéis imaginar que me tomé boquerones y, por supuesto, otro helado. Esta vez de leche. Riquísimo también.
Miguel no se portó del todo mal y fue gracioso ver como no salía de la sombra porque donde daba el sol se quemaba los pies. No le hizo ninguna gracia acercarse a la orilla, y cuando la ola le mojó los pies, lloraba y lloraba...
1 comentario:
Qué foto tan bonita!
Sofía se te ve muy contenta, seguro que es porque era tu primer día de playa, ya verás cuando el agua esté más calentita, me da a mí que no te vas a querer salir.
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