viernes, 14 de noviembre de 2008

Por una golosina

Todas y cada una de las personas que hay en esta planeta tiene sus sueños, muchos sueñan despiertos y otros dormidos, y casi todos lo hacemos tanto de una como de otra manera, pero seguramente casi ninguno de los que leéis este blog tendréis pesadillas como las tengo yo. El martes pasado por ejemplo sobre las 1:30 de la madrugada estaba yo dormida lloriqueando -yo no recuerdo nada de esto pero mis padres me lo han contado-, pues eso, que estaba yo lloriqueando y mis padres vinieron a ver que me pasaba. Yo estaba dormida, completamente dormida, sin embargo lloraba mientras maldecía algunas palabras, pero de entre todas las palabras que decía 3 se entendían perfectamente: quiero una gominola. Esa era mi pesadilla, eso era lo que me tenía sufriendo en mi profundo sueño, una gominola. Lo mejor es que no podía tener hambre porque me había hinchado de cenar y no fui capaz de tomarme el biberón entero, pero ahí estaba yo lloriqueando para que me dieran una gominola. En mi sueño claro está. Sufriendo por una gominola incluso cuando no tengo ganas y es que claro, ¿en qué iba yo a soñar si no? ¿en viajar a París? ¿en que me toque la lotería? En esas cosas no pero al menos podría haber soñado con un juguete, pero no, yo lo hice por una gominola. En fin, así soy yo.

La foto es mía, pero en agosto cuando dormía en tirantes.

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