Hace tiempo que queríamos contar en el blog una cosa que le ocurre desde no hace mucho a mi hermano Miguel.
Algunos viernes tiene partido de fútbol. El equipo en el que juega, a veces, echan un partido de fútbol con otro equipo de su misma categoría en una especie de liguilla que están jugando. Hace bastante tiempo, casi al principio cuando comenzó a jugar, a él le gustaba jugar de portero, luego, cuando comenzó a jugar de futbolista le gustaba jugar de central. Ponerse en medio y quitar la pelota y así salvar goles. Luego se ponía por la banda, en la derecha y corría todo lo que podía con la pelota hasta arriba. Ahora, últimamente, le ha dado por jugar en el medio o de delantero.
No sabemos cómo pero de repente, casi de un día para otro, se está hinchando a meter goles, y ahora, si cabe, le gusta jugar más que antes. El otro día jugaron contra un equipo y ganaron 15-1, Miguel fue el máximo goleador del equipo con 5 goles. El siguiente partido lo ganaron 6-4, y marcó 4, y hoy, cuando llegó la hora del partido parecía que no iba a jugar, que no se iba a disputar el partido porque estaba chispeando. Miguel se comenzó a enfadar y todo. Al final mi padre lo llevó porque paró de llover y al final sí se jugó el partido. Terminaron 3-3. y Miguel marcó los 3 goles de su equipo. Por un lado estaba contento por marcar, pero por otro, venía enfadado por no ganar.
Aquí os ponemos una foto de Miguel, el verano pasado, al acabar la liga, con la medalla que le dieron. ¡Qué contento estaba!
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