Con tanto ajetreo que llevamos a diario algunas veces se nos olvida contaros algunas cosas divertidas que hacemos. Pero no pasa nada, porque todo tiene solución. Así que ahora os voy a contar el día en el que mi hermano Miguel y yo, Sofía, nos vestimos, o mejor dicho, nos disfrazamos para la fiesta de carnaval. Miguel se disfrazó de pirata y yo de bailarina de charlestón. La fiesta fue el 7 de marzo.
Fue un fiesta en el colegio, en el salón de actos, donde hubo un desfile de disfraces para todos juntos. Además también hubo un concurso de pastelería. Cada madre que podía llevaba un bizcocho o un pastel elaborado por ellas. Mi madre llevó un bizcocho de los que ella hace riquísimos. Yo estaba segura de que iba a ganar, porque mamá es muy buen cocinera. Se iban a repartir tres premios y mi madre se llevó el primer premio. ¿No es maravilloso? Yo me puse muy contenta. El primer premio de pasteles que ganó mamá eran utensilios de cocina y una jarra. Esperemos que siga haciendo pasteles.
Ese día también pude entrar al patio de infantil, donde normalmente está Miguelito, mi hermanito, y yo estuve cuando era pequeña, hace tiempo. Pero me gustó mucho repetirlo.
Había niños disfrazados de muchísimas cosas, como por ejemplo mis amigas. Ana iba disfrazada de hada aunque le gustaba decir que iba disfrazada de princesa, porque se le habían perdido las alas del disfraz. Mi amiga Marta vino disfrazada de reina católica y mi amiga Elena de Blancanieves. Jugamos a muchos juegos y lo pasamos genial.
Pd: La entrada de hoy la ha redactado Sofía casi completamente.