jueves, 21 de marzo de 2013

La papelera y el puercoespín

Era el día del padre y también el santo de mamá. Mi hermano Miguel y yo habíamos preparado unos regalos para el día del padre en el colegio para dárselos a papá, pero como papá estaba en Málaga no pudimos entregárselos hasta la noche, cuando nos encontramos en casa.

Como papá no estaba. ¡Ya hubiera querido él! Mamá vino a recogernos al cole. Fue a por Miguel, que como había estado lloviendo, él y todos sus amigos estaban todos dentro de un aula, y cuando la maestra abrió  la puerta se encontró con que Miguel estaba castigado en la esquina.Vaya carita de bueno que tenía.

Mamá preguntó qué es lo que había pasado con Miguel, ¿por qué estaba castigado? ¿qué habría hecho esta vez? Pues muy sencillo, le dijo la maestra, fue al servicio a hacer pipí y como tardaba bastante en regresar alguien fue a ver qué es lo que estaba sucediendo así que se acercaron al baño y se encontraron a Miguel haciendo pipí en la papelera, pero en la papelera que está en el mismo cuarto de baño. Cuando le preguntaron que por qué había hecho eso dijo que no lo sabía. Vamos que se hizo el tonto. Contenta estaba mamá.

Luego Miguel pasó un buen rato pidiéndole a mamá que no se lo dijera a papá, y yo, por otro lado, no hacía otra cosa que decirle, espérate a que se entere papá.

Papá lo perdonó más rápido de lo que todos esperábamos porque como era el día del padre y Miguel le entregó un regalito hecho por él y más listo que el hambre así lo ablandó. ¡Vaya carita de bueno que llevaba puesta en ese momento!

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