Llevaba mi hermano Miguelito mucho tiempo pidiéndole a mi padre que se lo llevara al fútbol, a la Rosaleda, para ver un partido del Málaga. Mi padre le había dicho más de una vez que cuando uno de los que van al fútbol con él dejara un carnet libre lo llevaría, pero cada vez que eso ocurría era a una hora muy tarde. Miguelito está todos los fines de semana pendiente, y cada vez que ve que mi padre está preparándose para ir a un partido, le pide que le lleve, pero siempre hay una pega, pero este último fin de semana, a última hora se quedó un carnet libre, y como el partido no era demasiado tarde, mi padre le dijo que lo llevaría. ¡Qué contento se puso!
Faltó Ángel y mi padre se lo llevó. Fueron con él el abuelo Miguel y también mi padrino José Miguel, además Alberto y su hermana, que fue por Mario. Jugaba el Málaga un partido de Liga contra el Granada. Era sábado a las 20:30 y como Miguelito ya tiene siete años, pues se lo llevó.
Miguelito se lo pasó bomba a pesar de que el partido se complicó. Primero marcó el Málaga casi en el último minuto de la primera parte (1-0 Charles) , y después el árbitro expulsó un jugador del Málaga (Tissone), y parecía que el Granada aprovecharía la oportunidad pronto pero el Málaga marcó un segundo gol. (2-0 Fornals) y cuando todo parecía que estaba más que encaminado el Granada marcó en el minuto 82 por medio de El-Arabi y seguidamente, en el minuto 85 marcó Rochina.
Al final un empate que no contento ni a mi padre ni a mi hermano, y seguramente sí a todos los granadinos, pero bueno, el lo que tiene el fútbol, que todo puede pasar, por eso es tan emocionante.
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