lunes, 9 de marzo de 2015

Un paseo por la mañana

El domingo siguiente también hizo un día fabuloso, muy soleado y también decidimos ir a montar con las bicicletas, pero yo me desperté con muchas ganas de tomar chocolate con churros y se lo dije a mi padre, que siempre está muy dispuesto a traerlos.

Cuando yo se lo dije estaba aún en la cama leyendo y yo, que me había despertado poco antes, me metí en la cama y le dije que tenía hambre y que si me podría traer churros con chocolate. Papá dijo que sí, pero que si me vestía rápido, íbamos juntos los dos y nos lo tomábamos en una churrería que un día vimos en Los Boliches y en la que yo no había estado nunca. Mis padres sí pero Miguel y yo no.

Entonces comencé a vestirme y Miguel se despertó y en cuanto supo que nos íbamos papá y yo a tomar churros se apuntó también. Mamá estaba muy cansada, y con mucho sueño, pero como veía que nos íbamos los tres sin ella, no le quedó más remedio que levantarse y venir. ¡Valiente es mamá para apuntarse a unos churros!

Así que nos montamos en el coche y fuimos a tomar churros con chocolate (aunque Miguelito se pidió pan con paté) y después, como hacía un día estupendo, paseamos por el Paseo Marítimo y echamos un día estupendo. Luego regresamos a casa y echamos un día estupendo con las bicis, y fuimos a comer pescaditos fritos con el abuelo Miguel y Rosa.


1 comentario:

Tita Cristina dijo...

Bonita foto!