Todos los veranos intentamos si podemos ir a visitar sitios que no hemos estado antes. Este verano, en el mes de agosto, que es cuando todos coincidimos de vacaciones nos esperaban unas cuantas noches de viaje por España.
Visitamos muchos sitios, muchísimos y aquí voy a contaros rápidamente más o menos las cosas que vimos y que más me gustaron.
Salimos muy muy temprano en coche, todavía era de noche, de camino hacia Cáceres, que era nuestra primera parada, hacía mucho calor pero estábamos con ganas, y pateamos toda la zona céntrica y del casco antiguo, comimos allí y continuamos a Salamanca, donde pasamos nuestra primera noche. Salamanca es preciosa, especialmente de noche.
El siguiente día aprovechamos la mañana para terminar de ver Salamanca, con recorrido de tren turístico incluido y compra de sudadera típica de la ciudad y continuamos hacia Oviedo. Llegamos después de comer en El Pradillo, cerca de León, un restaurante que nos habían recomendado y comimos estupendamente. En Oviedo visitamos casi todo lo que pretendíamos visitar y terminamos el largo día en la plaza del Fontán, donde mis padres tomaron Sidra, yo me hinché a queso y mi hermano a pastel de cabracho.
La mañana siguiente fuimos temprano a visitar Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo, que están en Oviedo pero un poco en las afueras y seguimos para visitar Cudillero, que es un pueblo de pescadoros chiquitín pero muy bonito, y desde allí a Gijón, donde pasamos todo el día. Casi al atardecer regresamos a nuestro hotel en Oviedo.
El siguiente día visitamos Lastres y su playa maravillosa, y fuimos a Arriondas, desde donde alquilamos una canoas y realizamos el descenso del Sella. ¡Chulísimo! Lo pasamos divino, la verdad. Después de cambiarnos visitamos Cangas de Onís y en Intriago descansamos del día de tanto ejercicio. ¡Qué bien dormimos!
Si el día anterior fue intenso el siguiente no lo fue menos. Fuimos a los Lagos de Covadonga, y subimos en el autobús. ¡Qué susto, qué curvas, qué precipicios! Las vistas desde allí son maravillosas. Muy, muy muy recomendable. También visitamos el Santuario de Covadonga y partimos hacia Cabrales, donde almorzamos. El queso de cabrales es una de mis comidas favoritas. Mis padres decidieron ir hasta allí para que yo pudiera comer el auténtico queso de cabrales. ¡Qué rico estaba! De camino a Potes paramos para visitar Santa María de Lebeña, que era muy coqueta y bonita. Yo me pegué una buena siesta en el desfiladero. Luego visitamos Potes y paramos en Camaleño, donde teníamos nuestra habitación del día.
Desde Camaleño visitamos Fuente Dé, y subimos en el Teleférico de los Picos de Europa. ¡Espectacular! Daba un poco de miedo, pero una vez dentro del teleférico con las vistas alrededor se te va olvidando el peligro. Las vistas desde allí son inigualables. Luego visitamos Santo Toribio y San Vicente de la Barquera, que nos pilló un día nublado y no pudimos disfrutarla todo lo que nos hubiera gustado. Allí comimos estupendamente y continuamos hasta Comillas, donde realizamos varias visitas turísticas que nos gustaron mucho, incluido un paseo en tren turístico por el centro de la ciudad. La siguiente y última parada del día era Santillana del Mar, donde dormiríamos varias noches. En la siguiente entrada os sigo contando.
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