Mi padre dice que Miguel y yo somos motores de vida, que si bien no sé muy bien lo que significa al menos entiendo que es algo bueno, porque mi padre dice que no es algo importante, sino que es algo muy pero que muy importante, que es mucho más que simplemente importante. También dice que mi hermano y yo somos motores de vida de él, pero también de mamá y que ahora que la abuela Pepi se ha ido al cielo lo somos también del abuelo Miguel, si es que no lo éramos antes.
Dice que tenemos que ir repartiendo muchos besos y abrazos y sonrisas todo el rato porque nosotros somos los que tenemos que ir alegrando la vida de los demás y que deberíamos tener prohibido llorar siempre, excepto en aquellas ocasiones en las que no hubiese más remedio que llorar, como cuando uno se cae y se hace verdaderamente daño, y nunca por tonterías sin importancia.