Ya sabéis que mi hermano es bastante inquieto y que mis padres se pasan todo el día diciéndole Miguelito estate quieto, Miguelito ten cuidado que te vas a caer, Miguelito mira por donde andas, Miguelito un día de estos te vas a hacer daño... y así cada día cientos de veces. Pues más tarde o más temprano ese día llega y ya no hay vuelta atrás. Miguelito estaba en el patio del colegio, durante la hora del recreo, jugando al fútbol y en un regate pisó la pelota y como la pelota es de espuma se dobló el tobillo y cayó con tan mala suerte que apoyó la mano con una mala postura y se fracturó un dedo y se desprendió una articulación.
Ese mismo día ya iba con una escayola. En realidad era una escayola de esas que son por abajo escayola y por arriba venda. Un auténtico rollo. Una escayola es una molestia siempre pero tener escayola justo cuando te vas a ir a un hotel a Chiclana con piscina y con todo incluido, lo es aún más. Y eso justamente fue lo que pasó.
Nos fuimos a Chiclana, aunque el coche pinchó una rueda y tuvimos que cambiarla antes, lo que nos retrasó un par de horas la salida, y Miguelito estuvo todo el fin de semana con escayola y tuvo que ponerse una funda cada vez que se metía en la piscina y no podía sumergirse ni nada de eso. Aunque no lo creáis, aún así lo pasamos superbien, y Miguelito fue bastante responsable con la escayola y no la mojó.
Lo pasamos genial todos juntos. Aquí en esta foto se puede ver lo bien que lo pasamos. No hace falta nada más para comprobarlo.
Por orden de izquierda derecha:
Miguel, Daniel, Laura, Martina, Celia, Sofía y Lucas.
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