Ya tenemos desde hace mucho tiempo el verano metido encima de nuestras cabezas, y con él el calor sofocante, el sudor y las ganas de tomar un refresco fresquito. Menos mal que nosotros vivimos muy cerquita del mar Mediterráneo y que siempre que podemos vamos a la playa y nos refrescamos bastante. Además en casa tenemos aire acondicionado y a pesar de que nuestros padres nos dicen que hay que mirar por el dinero que cuesta el fresquito, la verdad es que ni mi hermano ni yo estamos muy atentos a lo que eso supone y cada vez que tenemos calor encendemos el aire sin miramientos. Es tanto así que ya lo hacemos casi inconscientemente.
Por si todo lo anterior no fuese suficiente, también vamos a veces a alguna que otra piscina que tienen algunos amigos y familiares. Nos encanta ir a la piscina. Además también realizamos alguna que otra escapada con los amigos o la familia y vamos a pasar un fin de semana a un hotel o a una casa rural, donde es obligatorio que haya piscina. Este año, hace un par de semanas, nos juntamos con unos amigos y fuimos a Teba, a una casa rural donde nos reunimos y lo pasamos genial. Lo cierto es que hizo mucho viento. Tanto que por ejemplo mi padre, que no es muy amigo de remojos, ni se bañó. Mi hermano y yo nos bañamos y mucho pero no tanto como solíamos, porque con tanto viento apetecía mucho menos. No importó, lo pasamos genial igualmente.
En el cuarto que nos quedamos nosotros había una decoración estupenda, por lo menos para mí, y en parte por eso nos decidimos por nuestra habitación, ya que insistí bastante para que nos quedáramos allí. Al final la habitación nos sirvió un montón de veces como sala de fiestas y lo pasamos genial en ella.
En la fotos fiestera se puede ver, de izquierda a derecha:
Miguel, Celia, Dani, Laura (trepando a la cama),
Martina (sentada tranquilita), Sofía y Lucas (disfrutando de la mosquitera).