La última semana de febrero en nuestra provincia es la Semana Blanca, que es una semana en la que ni mi hermano ni yo tenemos colegio, por lo que es una semana superdivertida. En esos días siempre solemos ponernos al día con los líos de la casa. Ya sabéis, ordenar una estantería, tirar las cosas que vamos acumulando y no necesitamos y cosas así. Lo que mi padres llaman aprovechar el tiempo.
Pero también llevamos a cabo actividades como estar tumbados en el sofá viendo la tele, o tirados en la cama leyendo algún libro, o haciendo un puzle o cosas así. También se da la circunstancia de que en Semana Blanca nuestra madre también está de vacaciones y nos hace comidas especiales y, en general, podemos descansar más de lo normal. En eso consisten las vacaciones.
Por desgracia mi padre no tiene vacaciones de Semana Blanca, pero como algo excepcional este año se pidió la mañana del viernes, de manera que pudimos ir a desayunar a la calle y después a visitar el Museo Ruso San Petersburgo de Málaga. Mis padres tenían ganas desde hace tiempo de ir a visitarlo. Está chulísimo y a mí me encantó. Creo que le gustó hasta a Miguelito, que es de los cuatro al que menos le gustan los museos.
En la foto salimos mi madre, mi hermano Miguelito y yo. Estamos posando delante de uno de los cuadros más chulos que hay, o al menos el que más me gustó. Se llama Carnaval y es de Borís Kustódiev. Está chulísimo.
Después del museo visitamos uno de los restaurantes que más le gustan a mi padre. El restaurante Iñaki, que no está muy lejos de allí. No es la primera vez que vamos, y tampoco será la última. ¡Qué rico todo! Ya estoy deseando que pongan una nueva exposición en el museo para hacer otra visita al Iñaki.