lunes, 2 de noviembre de 2015

Viendo el American Motor Show

Era sábado y mi padre me llevó a clase de perseverancia, que es algo así como un recordatorio de las clases de catequesis que recibí antes de mi Comunión. Mientras yo estaba allí mi hermano y mi padre fueron al Worten a descambiar algo. Sin perder el tiempo seguidamente vinieron a recogerme. Desde allí directamente fuimos al baratillo que montan los sábados en el recinto ferial.

Nada más aparcar vimos una especie de caravana de coches extraños y de colores llamativos unos al lado de los otros, en fila. Por lo visto iba a haber un espectáculo que se llamaba American Motor Show. El espectáculo iba a ser el sábado y Miguelito y yo estábamos entusiasmados de veras con la posibilidad de ir a verlo.

En el rastro coincidimos casualmente con el abuelo Miguel, que de vez en cuando también va a darse un paseo por allí. Le saqué un collar muy bonito, bueno, le saqué no, que él quiso regalármelo y "sólo" eran 3 euros, y a mi hermano el dinero equivalente de mi collar en estampas de fútbol. En realidad fue cosa de mi abuelo Miguel, pero nosotros pusimos caritas de no hace falta pero lo estamos deseando. Al menos mi padre invitó a café y refrescos en un bar.

Al día siguiente era domingo y mi padre nos dijo que, con suerte, si hacíamos todos los deberes sin rechistar lo más mínimo y poníamos todas las cosas que había por medio en la casa en orden iríamos a ver el show. Entonces nos llamó Óscar el vecino, que estaba con Óliver y Ana en la puerta para entrar. En un salto nos preparamos y al final fuimos, claro, y lo pasamos genial.

Coches aplastados, reactores de aviones colocados en la parte de atrás de un coche, derrapes, frenazos, ruedas reventadas, coches a dos ruedas y mi padre que cuando pidieron a un voluntario valiente salió. ¡Jo, qué valiente que es! El hombre dijo que necesitaba alguien que mantuviese el volante mientras el vehículo estuviera a dos ruedas y mi padre se presentó voluntario, ¿no es valiente? Al final no fue tan peligroso y nos reímos mucho con la representación. Al final se ganó una gorra y al terminar el show el piloto la firmó. Miguelito está todo el rato con la gorra puesta. La verdad es que lo pasamos estupendamente.


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