domingo, 1 de febrero de 2015

El día de Reyes

Justo después del inicio del año en Ardales, de vuelta a casa, todavía quedaban unos pocos días de Navidad, y aún faltaba lo más importante para nosotros: Los Reyes Magos. Mi hermano y yo comenzamos a estar nerviosos y nos preguntábamos una y otra vez qué sería aquello que nos traerían los Reyes. Normalmente nos traen las cosas que pedimos en la carta de los Reyes, pero como nosotros mismos no sabemos lo que queremos y dudamos tanto y apuntamos tantas cosas, al final, claro, todo no puede venir.

Antes del día de Reyes fuimos un día a almorzar a casa del abuelo Miguel. Y comimos con mis padrinos José y Mari Carmen y también con una hija de Rosa y su familia. Tiene dos hijas y lo paso muy bien jugando con ellas. Todo estaba muy bueno y lo pasé muy bien.

Pero por fin llegó el día de la cabalgata y cogimos casi una bolsa entera de caramelos, que este año eran gominolas. ¡Mucho mejor! A la cabalgata también fuimos con Jaime, Dani y Gabriel, y sus padres, claro, y al terminar fuimos a tomar unos pasteles y seguidamente de vuelta a casa, porque había que acostarse pronto para que tuvieran más tiempo los Reyes Magos para traer los regalos, que durante toda la noche, ayudados por su pajes, van repartiendo los regalos. Mi hermano y yo estábamos seguros de que se portarían bien con nosotros porque habíamos sacado buenas notas y eso, según nuestros padres, pesa mucho a la hora de recibir regalos.


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