Este pasado fin de semana ha sido muy especial, como muchos de los fines de semanas que vivo. Y es que debéis comprender que cuando tienes casi cuatro años y medio, puedo aseguraros que todo parece muy especial. El sábado por sorpresa mi madre pudo ir junto con mi padre al fútbol. Normalmente mi padre va al fútbol junto con mi padrino y sus amigos, pero en este partido, en lugar de mi padrino iba mi abuelo Miguel, y al faltar otro compañero pudo ir mamá.
Nuestras abuelas siempre nos cuidan muy bien. Son muy atentas, cariñosas y besuconas con nosotros, y a nosotros nos encanta estar con ellas.
El domingo por la mañana mis padres nos recogieron y dejaron a Miguel en casa de nuestra otra abuela. La abuela Pepa. ¿Y qué hicieron conmigo? ¿Lo imagináis? ¡Pues nos fuimos al teatro!¡Sí, al Teatro Echegaray! Vimos una obra que se llama: Salvar al Señor Pérez. ¿Y sabéis qué? Yo ayudé a salvar al pobre Ratoncito Pérez, que estaba agotado porque a los niños de ahora se les caen mucho los dientes de tomar tantas golosinas, pero afortunadamente entre todos los que estábamos allí conseguimos salvarle la vida. ¿Verdad que es increíble? Lo pasamos fenomenal y después de tantas emociones fuimos a almorzar al Pimpi. Desde allí volvimos a Fuengirola a por Miguel, pero como estaba dormido mis padres me llevaron a tomar un helado. ¡Qué suerte tengo! Luego en la casa le expliqué todo a Miguel y sabed que me prestaba mucha atención.
Yo creo que quiere venir la próxima vez.
2 comentarios:
¿Pero habéis visto que mayor se me está haciendo mi niña? Hace nada era un bebé y la tenía que llevar en brazos. Te quiero preciosa
Qué guapa y qué mayor!
Publicar un comentario