Después del baño, mamá me miró el pelo concienzudamente porque hay aviso en el cole de que hay niños con piojos. Después de mirarme y remirarme una y otra vez y de que mamá diese el visto bueno y después de comprobar que no tenía piojos, entonces llamó a Miguel para comprobar que tampoco tuviese, que aunque por ahora nunca ha tenido -toquemos madera-, no quiere decir que no vaya a tener. Entonces mamá mientras rebuscaba en la cabeza de Miguel con la lendrera, se llevó una buena sorpresa, o más bien un buen susto, y no creáis que es porque Miguel tuviese un bicho por la cabeza dándole vueltas. No, nada de eso. Mamá descubrió que Miguel tenía una cicatriz con sangre en la cabeza. Chichón incluido.
En este blog solía contarles muchas de las cosas que hacíamos mi hermano y yo. Él se llama Miguel y yo Sofía. Ahora hago más o menos lo mismo; pero como ya somos adolescentes, es... algo distinto.
sábado, 3 de noviembre de 2012
En la cabeza de Miguel
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1 comentario:
¡Qué miedo me da! Te cuidadito, mi niño
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