Tanto tiempo deseando que se me cayera el primer diente, tanto tiempo deseando que me visitara el Ratoncito Pérez y me dejara un regalito, que cuando por fin ocurrió pasó rapidísimo. Ahora en apenas tres semanas se me ha caído el segundo.
Estábamos cenando en Rigodón, iba a beber un sorbo con la pajita de zumo de melocotón y justo en ese momento noté algo raro y en seguida me di cuenta. ¡Por poco me lo trago!
El Ratoncito vino esa misma noche y me dejó otra vez dos billetes de cinco euros. ¡Otra vez lo mismo! Mis padres dicen que si hay mucho niños a los que se les cae los dientes el mismo día, pues tienen que ir repartiendo y que yo he tenido mucha suerte porque me han dejado dos billetes en lugar de uno, y dicen que aunque me hubiese portado igual de bien, en otro día en el que se le hubiesen caído los dientes a más niños, a lo mejor, sólo me dejaba uno.
Les dije a mis padres que ya podía invitarlos a más helados en Tita Fina. ¡Yuuupi!
Les dije a mis padres que ya podía invitarlos a más helados en Tita Fina. ¡Yuuupi!
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