Cuando volvimos mi padre y Miguel estaban en la cama jugando con el ipad. ¡Qué bien lo pasamos los cuatro! Por la noche fuimos a un local de una amiga de mi abuela Pepa y allí junto con mis tíos y primos lo pasamos en grande. Estaban Blanca, Nacho, Daniel, Celia... ¿Quién necesita a nadie más para pasarlo superguay? Además habían llevado muchas cosas para pasarlo en grande. Había comida para comer nosotros y el doble de nosotros. También había globos de muchos colores, y sombreros de cartón, y gafas y narices y muchas cosas divertidas como serpentinas.
Primero comimos, luego tomamos las uvas, más tarde jugamos con todas las sorpresas y así estuvimos hasta que ya comenzamos a estar cansados y llegó el momento de volver a casa.
Al llegar a casa en encontraba muy cansada y sin embargo mi hermano que normalmente se queda dormido en dos curvas, aguantó hasta llegar a la casa y aun no quiso irse a la cama. ¡Será posible! ¡Cómo se notaba que había dormido la siesta!
Debía de estar muy cansado pero no lo aparentaba, aunque el primer día del año, o sea, a la mañana siguiente se despertó cerca de las una del mediodía. ¿Podéis creerlo? Yo desperté a eso de las once y papá estaba leyendo en la cama, así que le pedí que me preparara un buen Colacao y así comencé el año. Sentada en el sofá viendo los dibujos.
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