No estoy de vacaciones pero es casi mejor así. Lo digo porque al no estar de vacaciones y aunque hay que levantarse algo pronto, sobre las ocho y cuarto de la mañana, no me supone ningún problema, y la mayoría de las veces a esas horas ya llevo algo de tiempo despierta, pero a parte de ese pequeño inconveniente, todo lo demás son ventajas.
Sí, hemos pasado el fin de semana, desde el viernes por la mañana, hasta el domingo a última hora en una casa rural. En la casa rural había una piscina ideal para aprender a nadar y podéis imaginar que la he aprovechado a tope, como también he aprovechado el tiempo para jugar con Blanca, con Nacho, con Celia, con mi hermano, por su puesto, también con Daniel, aunque estos dos son casi inseparables y con todos los mayores, especialmente con tito David. También con mi madre y con mi padre.
Me he hinchado de helados y de comer en general, también de no parar de hacer cosas y de subir y bajar escaleras. Todo el rato en ropa de bañador, muy cómoda, y quedándome despierta hasta muy tarde. Ya estoy deseando volver a irme a una casa rural.
Pd: He aprendido a meter la cabeza debajo del agua yo solita, sin ayuda. Me ha enseñado Nacho. ¡Y sin taparme la nariz, eh!
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