Todo sigue bien por casa. Mi ojo ya está bastante mejorado, ya casi ni se nota. Mi hermano Miguelito está aprendiendo a hacer caca en el váter sorprendentemente rápido, al mismo tiempo que está aprendiendo a hacer pipí. ¡Está hecho todo un hombretón! Dicen mis padres que el próximo paso será dejar el chupete, pero que lo van a dejar hasta que cumpla los tres años como hicieron conmigo, aunque yo no me acuerdo.

De vuelta a Fuengirola, fuimos a cenar a Rigodón, junto a tita Mª José, Celia y tito Francisco, luego llegaron Sergio, Laura, Gonzalo y Clara. Miguel se quedó dormido en el coche de vuelta y al salir del coche cogió un rebote que no veas. Al terminar de cenar fuimos a dar un paseo para ir a tomar un helado. No os podréis creer que no quise tomar ni helado ni horchata, y es que me dolía mucho la tripa después de haber comido palomitas, gusanitos, un batido, un zumo y un sándwich con patatas fritas, pero convencí a mis padres para que me compraran un helado de turrón y me lo llevaran a casa, lo guardaran en el congelador, para comérmelo al día siguiente, como así hice.
No hay comentarios:
Publicar un comentario