Normalmente mis padres piden sardinas de entrada y después piden unos calamares, o unos boquerones fritos, a veces una fritura malagueña, según les dé, pero siempre pedimos las sardinas. Eso es fundamental.
A mi hermano Miguel le gusta tanto que aunque se tome un espeto para él solo, le parece poco y siempre dice que quiere más, entonces mis padres le dicen que tome calamares y boquerones o lo que sea, y se los come, pero ya no se lo come con tantas ganas.
La última vez que fuimos al chiringuito mis padres, para que mi hermano y yo nos hartásemos de sardinas, pidieron solo sardinas, nada más, para que nos hinchásemos. Teníais que ver la cara que pusimos cuando vimos las sardinas. Mi hermano, ahí donde lo ven, tan menudito, se comió, al menos, 14 sardinas. ¡Y tiene tres años!
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