Una de las cosas que más me gusta hacer es dibujar. Podría pasar todo el rato dibujando pues tengo una imaginación inagotable. No se me acaba nunca. Por ahora. A mis padre les parece muy bien que yo pinte mucho, lo que no les hace tanta gracia es que mis ganas de pintar no tienen nada que ver con mis ganas de recoger una vez que termino de pintar. Y tienen razón.
Esta ida y vuelta para coger folios, la hago diariamente un montón de veces, pero el inconveniente es que, una vez pintados, los voy dejando por todos lados. ¡Y no digamos los lápices de colores! Porque la mayoría de los dibujos que hago son regalos, tarjetas, invitaciones que yo misma pinto para mis amigas, y las voy dejando en sitios que Miguel no pueda alcanzar, y para diferenciarlas las voy poniendo en sitios distintos. Así que algunas veces parece que estoy empapelando la casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario