Lo hemos pasado en grande, especialmente yo, porque aunque estábamos celebrando, por segunda vez, el cumpleaños de mi abuela Pepi, también recibí regalos, porque coincidió que mientras pasábamos el fin de semana en la casa rural fue mi santo. ¡Jo, cuántos regalos recibí! ¡Y todos estupendos! Ya estoy loca por volver el año que viene, pero, eso sí, un poco más en el verano.
En este blog solía contarles muchas de las cosas que hacíamos mi hermano y yo. Él se llama Miguel y yo Sofía. Ahora hago más o menos lo mismo; pero como ya somos adolescentes, es... algo distinto.
lunes, 20 de septiembre de 2010
Celebrando a pares
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