El fin de semana siguiente de la comunión de Miguelito recibí una sorpresa. Mi padrino me la dio. Resulta que llegaba el final de la liga de fútbol. Era el último partido de la temporada y coincidió que era el último en La Rosaleda y mi padrino no podía asistir, así que me ofreció su carnet a mí, para que yo fuera con mi hermano, mi padre y el abuelo Miguel. El partido era uno de esos partidos que nadie se quiere perder: Málaga - Real Madrid. Y, además, en ese partido se decidiría el campeonato de Liga.

En cualquier caso lo pasamos muy bien, porque hubo mucha emoción, y bueno, vi al Real Madrid que es el mejor equipo del año -ya que ha ganado-. Y también pude ver una celebración de Liga, que tampoco es algo que se vea todos los años.
Como mi hermano va al campo casi a todos los partidos, se ponía muy chulito explicándome cosas, que si tu asiento es éste, que si el banquillo está allí, que si este jugador es tal y aquel cual. ¡Se los conoce a todos!
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