No habíamos terminado de deshacer las maletas de nuestro viaje a Bélgica y ya teníamos las navidades encima, pero justo antes estaban los exámenes finales y había que apretar un poco porque si deseábamos que los Reyes Magos y Papá Noel se portasen bien con nosotros, lo primero que teníamos que hacer es portarnos bien nosotros.
Al final todo fue estupendo. Yo saqué siete sobresalientes y el resto fueron notables, mientras que mi hermano sacó tres sobresalientes, cuatro notables y tres bien, que tampoco está nada mal, sobre todo teniendo en cuenta que dos de los bien se lo pusieron en Educación Física y Religión porque se lo pusieron a toda la clase.
También tuvimos una fiesta de fin de curso en el cole y mi hermano se vistió de pastor y cantó un villancico en el salón de actos. Fue muy gracioso.

Y ese mismo fin de semana, montamos la Navidad en casa y preparamos y la adornamos por todas partes. Montamos el árbol, pusimos el Belén que hizo la abuela Pepi, hasta pusimos pequeñas campanas en todas las puertas y una guirnalda en la puerta de entrada. ¡Ayudamos muchísimo! Y lo mejor, llenamos la pequeña cesta que colocamos en el salón con mantecados, mazapanes y roscos. ¡Qué dulce la Navidad!
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