Este pasado sábado por la tarde vino a mi casa mi primita Natalia, y no os creáis que vino de visita. No. Vino a quedarse a dormir. Sí, en la nueva cama de mi hermano Miguel, junto a la mía, antes incluso de que él la estrene. ¡Lo pasamos genial! Podéis imaginarlo. Para merendar mi madre hizo un bizcocho buenísimo, como siempre que hace uno. Mi padre, como siempre que hay bizcocho en casa, se puso púo.
A la hora de dormir, mi hermano estaba muerto de sueño, y yo también caí pronto, en realidad lo hice la primera, luego creo que cayó Miguel, y la última fue Natalia, pero claro para ella era algo raro dormir en otra cama que no fuese la suya, y además fuera de su casa.
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