Pero también pobre de mí, porque después de eso estaba yo jugando con mi hermano en la cama, tumbada de lado y Miguel de pie, justo detrás mía, pero mirándome y con ganas de abrazarme. De apretarme. No hizo otra cosa que tirarse de cabeza hacia mí, con mucho impulso. Con el pecho por delante. Y claro. Cloc. Cabezazos. Miguel y su frente morada contra mi oreja. Jo, cómo lloramos. Miguel no se hizo nada pero yo tengo un pequeña brecha tras mi oreja. Y es que hay que andar con mucho cuidado con mi hermano que tiene unos impulsos un tanto peligrosos. ¡Aaaay!
En este blog solía contarles muchas de las cosas que hacíamos mi hermano y yo. Él se llama Miguel y yo Sofía. Ahora hago más o menos lo mismo; pero como ya somos adolescentes, es... algo distinto.
martes, 9 de febrero de 2010
Impulsos peligrosos
Pero también pobre de mí, porque después de eso estaba yo jugando con mi hermano en la cama, tumbada de lado y Miguel de pie, justo detrás mía, pero mirándome y con ganas de abrazarme. De apretarme. No hizo otra cosa que tirarse de cabeza hacia mí, con mucho impulso. Con el pecho por delante. Y claro. Cloc. Cabezazos. Miguel y su frente morada contra mi oreja. Jo, cómo lloramos. Miguel no se hizo nada pero yo tengo un pequeña brecha tras mi oreja. Y es que hay que andar con mucho cuidado con mi hermano que tiene unos impulsos un tanto peligrosos. ¡Aaaay!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario